jueves, marzo 04, 2010

Caminando sobre las aguas

Columnista : Lily García
Publicado: Primera Hora

Mi caja de herramientas
lunes 1 de marzo de 2010


“Tres monjes decidieron un día practicar meditación juntos. Se sentaron al lado de un lago y cerraron los ojos para concentrarse. Uno de ellos, de repente, se puso de pie diciendo: ‘Olvidé traer la alfombra para sentarme’. Puso un pie en el lago y milagrosamente lo cruzó para llegar hasta la casucha que compartían al otro lado.

Cuando regresó, el segundo monje se levantó y dijo: ‘Olvidé poner a secar mi ropa interior’. Éste también caminó calmadamente sobre el agua y regresó de la misma forma. El tercer monje observó cuidadosamente a los otros dos hacer lo que él entendía que era una prueba para retar sus habilidades. ‘¿Creen que son más sabios que yo? Yo también puedo hacer cualquier cosa que ustedes hagan’, declaró en alta voz mientras caminaba hacia la orilla del lago. Pero tan pronto pisó el agua, se hundió en ella.

Completamente determinado, el monje salió del lago y lo intentó de nuevo, para volver a hundirse todavía más. Una vez más trató, y nuevamente cayó dentro del agua. Siguió intentándolo durante algún tiempo mientras los otros dos monjes lo observaban.

Después de un rato, el segundo monje miró al primero y le dijo: ‘¿Crees que le debemos decir dónde están las rocas?’”.

Nadie había caminado sobre las aguas, pero la soberbia del tercer monje, su deseo de probar que era tan bueno o mejor que los demás, jamás le permitió ver lo que los otros habían descubierto. Sabio no es aquel que hace cosas trascendentales, sino el que desarrolla la capacidad de reconocer los pensamientos que lo limitan. El monje no vio las piedras porque ya se había hecho de la idea de que la única forma de cruzar el lago era caminando sobre las aguas. Suelta el apego a lo que tú crees que ves, y comenzarás a ver lo que hay detrás. Siempre hay algo mejor.

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