Columna extraída
Como conferenciante de motivación en ambientes de trabajo, me encuentro constantemente con personas que en vez de vivir, meramente sobreviven. La carga que representan sus trabajos o profesiones les están drenando el cuerpo y el alma. Es el caso del profesional de la salud que pierde la capacidad de ser compasivo con el paciente. O el de la profesional de la publicidad que no tiene tiempo ni para sonreírles a sus compañeros de trabajo porque no ve más allá de lo que tiene en su computadora. Es el caso del profesional cuyo matrimonio y vida familiar están colgando de un hilo porque el trabajo siempre es primero.
Podemos echarle la culpa a la difícil situación económica, la fuerte competencia, o la globalización. Sí, es cierto que hay elementos que no podemos controlar. Pero hay otros que sí. Siempre existe la posibilidad de detenernos y reevaluar nuestras opciones antes de que sea demasiado tarde.
Recientemente a través de mis estudios de certificación en trabajo espiritual del proceso de muerte, pérdida y enfermedad, tuve la oportunidad de compartir con profesionales que trabajan en ambientes sumamente hostiles y estresantes, y personas que tienen a su cargo el cuido de familiares enfermos. El curso que tomamos nos ayudó a entender que existen tres fuentes principales de burnout o quemazón: la pérdida de perspectiva, los asuntos no resueltos que vamos acumulando, y el cansancio y estrés que llegamos a ver como una parte natural de nuestras vidas.
Cuando estamos enfrascados en una constante actividad física o mental lo primero que ocurre es que perdemos la perspectiva, en otras palabras, que se nos olvida de dónde venimos, qué hacemos aquí y hacia dónde vamos. Pregúntate hoy cuál es la esencia de lo que haces. ¿Tiene algún sentido para ti? El conectarte todos los días con la intención detrás de tu trabajo o misión como cuidador o cuidadora. Esto te ayudará a mantener el enfoque sin perder de perspectiva que lo que haces es sólo eso, algo que realizas en estos momentos para ganarte la vida o para ayudar a alguien durante una etapa específica. Una cosa es lo que haces y otra quien eres.
En la categoría de asuntos no resueltos están todas esas pequeñas molestias que vas acumulando y llevándote contigo. Cuando tenemos prisa lo primero que perdemos es la capacidad para la comunicación. Tómate un momento todos los días, en la mañana y en la tarde, para respirar y preguntarte qué es lo que te está molestando. Cuando no definimos claramente esas espinas, éstas se quedan con nosotros y terminan convirtiéndose en lanzas.
2 comentarios:
Ro de verdad que este blog es muy bueno, me atrase un poco pero ya me lei todo ¿y sabes? gracias a ti y al relato del tazon de madera abriste mi corazon a recuerdos ya lejanos, de niña mi mama me lo habia contado, asi que al leerlo me saltaron las lagrimas, porque aunque siempre recordamos a los que se fueron, cuando pasa el tiempo se nos van borrando muchas cosas de ellos.
Te quiero muchisimo lokita.
Besos.
Naty.
--> Esperpento:
Me alegra que por medio de algo leído aquí te haya traido recuerdos de tu mami. Un abrazo enorme para la esperpenta más dulce de toda la Tierra.
Sabes que eres alguien especial para mí y que te quiero mucho y de gratis.
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